La nueva era del conocimiento exige una intensa labor cognitiva que depende, en gran medida, del desarrollo de las habilidades sociales y de la competencia tecnológica, lo cual ha provocado grandes cambios en las estructuras organizativas.
Estos nuevos modelos laborales demandan una adecuada integración entre personas, tecnología y espacio físico. Pero ¿cómo saber si esta ecuación está funcionando correctamente en la oficina actual? Y si no es así ¿cómo definir la nueva estrategia para un espacio que permita mejorar el bienestar y la performance de las personas?
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